Denuncian a un gallo ruidoso en una población rural de Vilagarcía de Arousa
ESCUCHE la Entrevista a Ricardo Ayala para el programa de Julia Otero en Onda Cero
En esta entrevista, Ricardo Ayala habla sobre como plantear el ruido de animales en una zona rural.
No se debe enfocar desde un punto de vista administrativo, deben considerarse los usos y costumbres de las zonas rurales.
¿Cómo deben plantearse los ruidos del campo y zonas rurales?
En el campo los ruidos no debe regirse por la misma normativa que en la ciudad.
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Ricardo Ayala habla desde un punto de vista jurídico sobre cómo deben enfocarse estos casos.
Es una entrevista de Septiembre, 2019.
Duración: 3 minutos:
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¿Dónde está el umbral mínimo del ruido admisible por normativa, en el mundo rural a causa de animales de granja?
Primero debemos centrarnos en el contexto donde nos hallamos. En este caso, al ser un entorno rural, no podemos aplicar la normativa urbanística de ruidos de la ciudad a un contexto rústico que tiene sus propias costumbres.
El ERROR está en enfocarlo desde el punto de vista administrativo (urbanita), en el sentido en el que, en las ciudades las ordenanzas municipales regulan el tema de la contaminación del medio ambiente, de los ruidos, de los olores y demás.
Sin embargo, en el ámbito RURAL, es distinto, no existe una normativa específica y mucho menos detallada al respecto porque no ha necesitado esa regulación, por tanto, el enfoque en este caso tiene que ser civil.
Nuestro código CIVIL, que se inspira en el Derecho Romano, ya regulaba este tema de forma general y amplia, pero suficientemente concreta, como la regulación de las inmisiones en fundo ajeno, en el que tendremos que estar al sentido común de la molestia.
Es decir, cómo valoramos que es un ruido realmente molesto, cómo probamos que es objetivamente molesto o que dentro de la subjetividad nadie, ni siquiera el que causa los ruidos quisiera tener esa molestia, ¿cómo valoramos todo esto?
En este caso, se decidía hacer una medición sonométrica con lo que podíamos medir la intensidad, pero muchos ruidos no son molestos por su intensidad, porque puede pasar una vez al día, durante un minuto, sino que son muy molestos por su frecuencia y por su constancia. En consecuencia, hay que valorar si el ruido es evitable y es tolerable.
¿Se puede estar pervirtiendo la reclamación del derecho a vivir en un entorno saludable llevando al extremo reclamaciones de este tipo, porque al final estamos hablando de un sonido que forma parte de la vida, de la naturaleza que ha existido siempre?
Podríamos ir más lejos en torno a esto diciendo que, ¿no tiene más derecho el gallo a tener una vida digna en su medio ambiente rural o de pueblo y que estamos limitando sus derechos y la calidad de vida de ese animal?
Todos los enfoques, incluso el ecologista, podrían caber aquí. Entonces, todo esto tiene que tener entre un sentido de convivencia y un sentido común, debe arreglarse dentro de las correctas relaciones de vecindad, del respeto mutuo, de la educación y del no abuso del derecho o de un uso antisocial del mismo.
Quien se va al campo, pretende tener un silencio, una paz absoluta, pero no hay derechos absolutos, por lo que, habría que hacerlo compatible.
Entonces, poniéndonos en el contexto del campo y la vida en los pueblos, podemos decir que esta puede ir cambiando y puede ir adaptándose, por lo que, si hay soluciones, que las hay, ese daño debe ser evitable o minorable, trasladando el gallinero, encerrando a los animales (esto se ha hecho ya muchas veces), etc.
Por tanto, todo esto debe ser compatible, entonces lo que no se puede pretender es un derecho absoluto del propietario del gallo o del vecino que quiere que eso sea un apartamento turístico.
Ladridos de perros molestos
Del mismo modo, muchos de los ruidos que tenemos en este ámbito son, por ejemplo, el de perros en los campos, que pueden ser molestos porque están muy cerca o porque varios perros se animan unos a otros, en consecuencia, los que no tienen perros están hartos por los ladridos continuos. ¿Cómo organizamos todo esto?
Hay que ver el sentido común, cómo podemos ser compatibles todos, nadie puede imponer una cosa a otra persona, porque esto además tiene muy difícil encaje litigioso, en la vía civil, administrativa o penal, tardaría mucho en tener una solución, por lo que habría que estar, meses y años aguantando todo esto. Muchos de estos asuntos acaban a puñetazos entre los vecinos.
Por consiguiente, si lo queremos llevar por la vía administrativa o por la vía civil, como ya se ha dicho, tardaríamos mucho tiempo en una solución, y la ejecución además sería difícil.
Acoso Vecinal
Cosa distinta ocurre en el caso de que se utilicen animales, en la vía penal, para coaccionar al vecino para que se vaya, por ejemplo, poniendo las gallinas más cerca de su casa, no limpiando el gallinero o poniendo más gallos que gallinas para que canten, y causarle una molestia excesiva, una coacción para que se vaya de allí, esto es un delito y podríamos estar ante acoso en las relaciones vecinales, que sería trasladable también a este ámbito de los animales en los pueblos, porque aquí no diferenciaríamos entre el ámbito rural o el ámbito urbano; se trata de relaciones humanas y de alguien que intenta imponer a otra con una coacción algo que no está obligado a soportar.
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